Primer contacto y... ¡Confirmado!
Ya me lo imaginaba, lo intuía y lo anticipaba pero ahora se ha confirmado, ya es oficial:
Estoy hecho una mierda.
Como primer contacto me he hecho unos 120 kilometrejos, que eso antes era lo que recorría para quedar y empezar a rular desde ahí... y casi reviento.
Pero empecemos por el principio.
La moto me la han dado a mediodía. Preciosa. Mucho más que en la foto, que no le hace justicia. Salvo por unos ligerísimos arañazos en el depósito, en la parte donde las cremalleras de los abrigos rozan con él, un mínimo roce en la boca del tapón de gasolina y que una pegatina que lleva en el basculante con las presiones de las ruedas y demás está un poco gastada, parece absolutamente nueva. Ruedas a estrenar, cadena reluciente y engrasada, plásticos brillantes y parabrisas absolutamente transparente. Una gozada.
No eran horas de salir con la ola de calor y sin haber comido. Comida ligera, mini siesta y a las cinco estaba saliendo. Ahora, como en los blogs profesionales de gente que evalúa motos divido las sensaciones por grupos:
El equipamiento.
El casco genial. Cómodo, no entra nada de aire, con las viseras transparentes del todo y con sensación de seguridad. Fácil de abotonar y aún más fácil de desabotonar. Lo que no me ha gustado es que la visera antisol es de un color azulado que no me agrada nada. Prefiero deslumbrarme.
Los pantalones... aprobado nada más. Cómodos como unos vaqueros viejos sin apretar en la cintura y chulos de aspecto. Sin embargo las protecciones de las rodillas molestan al estar de pie y se notan al ir sentado. Por otra parte, como son de tela vaquera sin más, en las partes donde no llevan kevlar, o sea las pantorrillas, el sol me quemaba como si me pusieran una plancha caliente.
Los guantes... no me gustan demasiado, no puedo decir por qué, el tacto quizá... pero no me gustan mucho, no.
La chupa inexistente, claro. Al principio he salido en camiseta de manga corta, pero no ha pasado mucho rato para darme cuenta de que me estaba quemando los brazos. Previsor me he llevado una cazadora ligera y me la he puesto.
Las botas... no lo sé. No lo sé porque no puedo decir que me hayan ido mal, salvo porque en una o dos ocasiones me he dado cuenta de que rozaba el freno trasero sin querer con esas suelas tan gruesas. Tengo que buscarme unas de moto.
La moto
Genial. Tiene unas respuestas bruscas al acelerador que no recuerdo que tuviese su hermana de 2006. Creo que estoy "maleado" por estos años de llevar la 125, en la que solo hay dos posiciones o parado o a todo gas. Aquí hay que ser cuidadoso, cuidadoso, que te salta hacia delante si no lo eres. Acelera que da gusto y responde desde abajo de una manera maravillosa, sin tirones ni dudas. Puedes dejar que caiga a 3.000 vueltas en sexta y luego simplemente aceleras progresivamente y ella te responde de maravilla.
El cambio de marchas súper suave. Tanto para subir marcha como para bajar. El freno... bueno, no lo sé aún porque aún no he hecho ninguna frenada seria. El trasero bien, aunque me da que la palanca va un poco retrasada y si no tengo cuidado con el pie la voy tocando sin querer. El delantero me ha dado la sensación de blandura, de poca mordiente. Creo que se debe a que la Motejo tiene un freno genial de muy poco recorrido y tacto duro. La Pataleta me da que tiene la maneta un tanto lejana y que no empieza a frenar hasta que has cerrado la mano casi del todo. Tengo que comprobarlo. Se puede configurar.
La suspensión, salvo lo que acabo de decir de los frenos, me ha parecido totalmente correcta. Estable en las curvas sin vibraciones en las rectas. Genial.
La protección aerodinámica también maravillosa. No he sentido aire en la cabeza ni en el cuerpo o piernas. De hecho a veces me tenía que despatarrar para que me entrase algo de aire para refrescar las joyas de la corona.
El asiento bien. No es exactamente igual al de su hermana de 2006, me da la sensación de que le han aumentado un poco la curva y que es ligeramente más estrecho, pero es cómodo. Vas de maravilla hasta más de media hora y luego, si notas alguna incomodidad permite ir variando la postura para evitar los clásicos dolores de culo del motero.
El baúl no me gusta. Es pequeño y da la sensación de que el soporte es demasiado frágil. De hecho clama que no se debe cargar con más de 3,5 kg. lo que me parece una miseria...
El motero
O sea, yo. Un desastre. Aunque hay cosas que me han sorprendido de lo interiorizadas que tenía, los cambios de marcha, las inclinaciones en curvas, etc., en general estoy torpe, torpe, torpe con los "movimientos habituales": subir a la moto, bajar, remar, abrir el baúl, arrancar. De hecho en un Stop con una ligera pendiente se me ha calado y todo... con tres o cuatro coches detrás. Lo bueno de los cascos es que nadie te ve ponerte colorado dentro de ellos...
El cuerpoescombro
Al principio todo bien, pero para cuando he llegado al mirador de Ayna, mi meta de hoy a una hora más o menos de casa, ya había sufrido algún que otro calambre. Luego ese mirador tiene una escalera de escalones altos no muy larga y para cuando he llegado arriba no podía ni respirar con el corazón que bailaba regetón. He necesitado unos buenos 5 minutos de respiro para poder grabar un vídeo conmemorativo del evento.
A la vuelta las cosas han empeorado, claro. Hormigueos en la mano del acelerador, calambres otra vez, dolor de cuello y dolor en el tobillo izquierdo al cambiar de marcha. Esto último tal vez sea por lo rígidas que son las botas de montaña que llevo... o no. Lo más penoso los calambres. Me atacan cuando llevo un rato ya sentado y bajo la pierna al suelo. Al volver a subirla al estribo siento en la cadera por la parte externa de la ingle como si se me montasen dos músculos o algo así. Se alivia si estiras la pierna del todo y la mueves pero resulta, amigo mío, que estás encima de una moto en marcha y no puedes hacer eso. Ya me pasaba en los viejos tiempos, pero sólo después de muchas horas de marcha.
Cuando he llegado a casa estaba mataíco. He podido guardar la moto en su sitio provisional metiéndola hacia atrás y cuando he podido bajarme, poner el caballete y quitarme la cazadora y el casco, me temblaba todo. Ni siquiera he podido meter el casco en el baúl.
Me he ido a casa, me he desnudado y derrumbado en la cama sus buenos cinco minutos y luego he ido y me he dado un maravilloso baño en la piscina acompañado de una bandada de golondrinas que intentan, sin mucho éxito, limpiar el jardín de mosquitos.
Luego me he venido aquí a contaros todo esto. Perdón por el ladrillo.
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