Cinco horas de curvas

 Ahora sí. Llegó el día de probarla en serio. Nada de grandes equipajes y nada de off-road, por supuesto, sólo curvitas pero curvitas de verdad.

El día anterior le endurecí la precarga delantera y trasera que no me gustaba esa "cierta blandura" a la hora de frenar de delante. Había que probarla. Echo en la maleta un poco de pan, un trozo de salchichón y una botella de agua y adelante.

Salir de esta ciudad en feria se convierte en algo complicado con atascos en prácticamente todos los semáforos. Tardo 25 minutos en pillar carretera de sierra. 

Hasta Balazote 28 kilómetros de recta. Es lo que hay: Esto es Albacete. 


Esto es Albacete...

He pensado una de las rutas que hacíamos en grupo hace un porrón de años. Hoy día es más fácil, pillas el google Maps y diseñas:


 

A partir de Balazote empiezan las curvas. Rápidas y de perfecto asfalto hasta Alcaraz. De entrada me siento algo rígido al iniciar las inclinadas. Poco a poco voy entrando en calor. Como siempre, al ratito empiezo a cantar dentro del casco.

Desde Alcaraz pillamos una carretera mucho más estrecha hacia Vianos. Ahí las curvas se ponen serias y el disfrute empieza a subir junto con la carretera. Sigo la CM-3216 lamentando, por primera y no última vez, no tener una cámara de estas de 360º para mostrar los paisajes que se abren a los lados de la carretera hasta pillar la carretera que brillaba en mi recuerdo, la AB-516 que me lleva a Riopar Viejo subiendo y bajando los puertos del Barrancazo y de Crucetillas. Es un camino no demasiado largo, de un solo carril, asfalto perfecto (aunque la última vez que lo recorrí hace 14 años y con nieve era un infierno) y que no tiene más de 50 metros seguidos de rectas. Precioso por donde lo mires, con fuentes a lo largo de la carretera que te invitan a detenerte a probar el agua de la sierra. Cosa que hago en una de ellas que tiene unos a modos de banquitos de piedra para descansar. Allí, mientras desenvuelvo el salchichón se me acerca un perro grandote con cara de buena persona y compartimos el almuerzo entre los pajaritos y el cantar de los chorritos de agua. Permanezco allí unos quince minutos en los que no pasa nadie en absoluto. Toda la sierra, la mañana y la fuente para mí solito... y mi nuevo amigo, que no parece joven ni mucho menos. Me pregunto qué diablos hace en este punto, a kilómetros de cualquier población. Relleno mi botella con agua de la sierra y continúo.


 

Las curvas ya son mis amigas. Kilómetros y Kilómetros de bailar entre segunda y tercera. Llego a olvidarme, como en los buenos tiempos, de las marchas, las inclinaciones y todo. Sólo la moto, la curva y yo. Sin pensar, sin calcular, sin especular. Mirada atenta vibración en los oídos y tumbaditas a uno y otro lado. Maravilloso. Sin embargo bajando el puerto de Crucetillas encuentro un par de curvas cerradas y con buena pendiente que me recuerdan que aún estoy muy oxidado y que esto de montar en moto es tomarse la vida en serio. Prefiero las subidas. En algún punto cruzan la carretera una cabra hispánica con su cabrito. Vuelvo a lamentar no tener cámara.

Demasiado pronto para mi gusto llego a Riopar viejo. Paro en el cruce y hago recuento de hora, cansancio y ganas. Decido volver... dando un rodeo para evitar la entrada esa que me ha costado 25 minutos de atascos esta mañana. A Alcaraz vía Salobre. En Alcaraz busco un bar abierto para pillar un café, que me apetece mucho. Me cuesta encontrar uno, pero lo encuentro. Cafelito y marcha.

Saliendo de Alcaraz me pilla un furgonetero de esos que deben conocer la carretera como la palma de la mano y me obliga a correr más de lo que me hubiese gustado. Lo llevo detrás unos kilómetros hasta que una recta me permite hacerme a la derecha y poner el intermitente para que me pase. Buff, buen viaje. 

En pasando el Jardín y sus maravillosas curvitas, me desvío a la derecha hacia San Pedro, Pozuelo y Peñas de San Pedro, donde tuerzo a la izquierda y Albacete again.

En total unas casi cinco horas sobre la moto para unos 280 kilómetros, con dos pequeños descansos de unos 15 minutos cada uno. Me siento bien. Algún que otro pequeño calambre y cierta tensión en el cuello, pero bien. 

¿Me veo capaz de hacer esto varios días seguidos? Sí. Definitivamente sí. Eso me acerca mucho más a mis "Sueños Pataletos": Galicia, Pirineos, Picos de Europa, Monegros, etc. etc... Preparaos, Pataleto está en pie de guerra.




Comentarios

  1. Bueno viejo amigo y amigo viejo, que no es lo mismo, pero es igual, como dice Silvio. En cuanto te sientas apto y hayas echado callos en las nachas, tiramos pa' Francia. Valora usar un culote para bicicleta, tus posaderas lo agradecerán.

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